martes, 7 de julio de 2020

LA ENVIDIA

No entiendo eso. Yo me alegro cuando a los demás les va bien pero no suele ser así para todo el mundo. En este tipo de redes sociales, en el que las personas muestran sus vidas, la gente no sabe qué escribir, qué mostrar, qué exponer o qué imagen vender para estar dentro del grupo élite a fin de no sentir esa emoción tan perversa que genera el ver a los otros felices.
¿Qué se sabe de la lucha interna que cada quien libra?, ¿Qué saben del dolor profundo que lleva a cuestas ese que se la pasa viajando?, ¿Qué de ese que comparte cuánta frase de liberación encuentra?, ¿Qué de quien sube extraños platos de comida para mostrar su “fino paladar”?, ¿Qué de quién escribe con soberbia haciendo alegoría a su soledad?, ¿Qué de quien se ufana de su egolatría disfrazada de falsa libertad?, ¿Qué de quien pareciese no necesitar de nadie y por eso disfruta de una o varias noches de “divertido consumo de alcohol”?, ¿Qué de aquél que muestra su bello cuerpo?, ¿Qué de quién exhibe su suerte laboral?... ¡¡¡Nada sabemos de la histeria acumulada del otro!!!: nada de las dagas que traspasan las paredes de su corazón, nada de su soledad acompañada de música y sin calor humano, nada de sus traumas infantiles en permanente lucha mental, nada de sus crisis de rabia y estallidos emocionales que llama “carácter”, nada de sus miedos y debilidades, nada de los fantasmas que le carcomen el alma y nada de sus verdades en el espejo que le borran la sonrisa y se la convierten en burda carcajada. Cada quien tiene un mundo dentro en el que intentan convivir con sus demonios: algunos lo logran y otros pierden la batalla.
Hemos de elevar una oración por cada otro y alegrarnos siempre de aquello que parezca hacerlos felices, a fin de cuentas sólo cada quien conoce el verdadero motivo de sus actos y la verdad escondida para no morir entre lágrimas cuando la oscuridad revela secretos y suelta temores.
A cada uno de ustedes le deseo liberarse de miedos, soltar a los niños que inocentes esperan salir de donde los han atrapado con las paredes de su soberbia, la felicidad honesta propia de quienes se muestran sin caretas y la tranquilidad espiritual de quien no se escuda en falsos escapes de infinito orgullo.
El cielo los bendice... si ustedes lo permiten. ¡¡¡LINDO DÍA MI AMADO MUNDO, SÉ TÚ, AUNQUE LA ESENCIA ASUSTE EN UN MUNDO DE DOBLE MORAL!!!

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