Perfil
ocupacional:
Líder
proactivo y emprendedor
Un profesional que
destaca como virtud la pro actividad, en el ámbito laboral, es optimista,
creativo, innovador, impulsor de metas y desafíos personales, seguros y
oportunos en sus decisiones, asertivo en sus planteamientos, capaz de vencer
los miedos para generar cambios, de anticiparse a los problemas para prever
soluciones. Actúa según sus sueños, es receptivo a las diferencias e
imprevistos y busca nuevas alternativas en vez de lamentarse. Concentra su
energía en aquellas cosas sobre las que puede hacer algo. En el caso opuesto se
encontrarían los trabajadores reactivos, que sólo están bien cuando el entorno
está bien; dependen de las circunstancias en vez de generarlas y manejarlas.
“Una persona proactiva
evita reaccionar con sentimientos negativos frente a algo inesperado o
desagradable; en vez ello actúa positiva mente a partir de sus valores, buscando
soluciones y creando nuevos proyectos. Decide cómo quiere que le afecten las
cosas y qué hacer frente a ellas, tomando una actitud que lo anticipa y lo
lleva a la acción, no dejando que los eventos "pasen" sino que
"haciendo que estos ocurran".
¿Cómo
ser un líder proactivo y emprendedor?
Empatía:
Para ser un líder proactivo hay que saber escuchar, y optimizar las aptitudes
de cada uno. Se trata de hacerse entender, no de hacerse temer.
Motivación:
La motivación también es esencial para incentivar a los miembros de la empresa,
y conseguir así que se cumplan los objetivos.
Compartir:
Un líder proactivo no debe aportar todas las soluciones. Es mucho mejor
comentarlas con las personas que las hayan encontrado, antes de poder tomar la
decisión.
Comunicación:
Se debe estar al corriente de los percances que puedan tener los colaboradores
en su vida personal, y demostrarles que está a su lado.
Educación:
Hay que saber decir "por favor" y "gracias", y no olvidarse
de un “piropo” cuando alguien lo merece.
Una
organización unida: Es importante prestar la máxima
atención y consideración a cada colaborador, sea cual sea su grado y cargo en
la empresa.
Firmeza:
Un buen líder es exigente, pero no alza la voz.
Predicar
con el ejemplo: Hay que invertir en formación impartida
en las horas de trabajo, y obligarse antes de obligarles.
Así se consigue una
plantilla cuyo valor es un activo para la empresa y cuyo coste no es un gasto
sino una inversión.
Visión
de futuro: Un buen directivo es aquel que no solamente dirige
su equipo y trabaja muy bien el día a día, sino aquel que siempre tiene puesta
la visión a medio y largo plazo, para saber enfocar las acciones futuras de
manera que vayan siempre encaminadas a aquel objetivo previsto a largo plazo.
De esta forma será una persona muy útil para la empresa, evitando despistes de
gestión y consiguiendo ahorros importantes, pero al mismo tiempo intangible.
La
importancia del equipo: El buen directivo proactivo es
capaz de mover a otros compañeros directivos para trabajar a nivel de equipo, y
así evitar el exceso de concentración de gestión en la figura del director
general; esta buena gestión de equipo, enfocada hacia el objetivo común, hace
que no sólo su departamento sea proactivo, sino que pueda llegar a serlo toda
la organización.
Algunos
riesgos a tener en cuenta: La pro actividad también conlleva
riesgos; puede ser limitada, coaccionada o frenada por la dirección general
que, en algunos casos, puede no compartir los objetivos. En ocasiones
simplemente la falta de protagonismo de algún director general puede frenar
también esta actitud proactiva.
Pro
actividad y pragmatismo: Personalmente, me satisface
muchísimo contar con personas proactivas en mi equipo; me hacen disfrutar del
trabajo; no obstante hay que tener en cuenta que, en este mismo equipo, debe
haber también personas lo suficientemente pragmáticas para poder dar valor
positivo a esta pro actividad.
Existen
algunas condiciones que se pueden generar para promover la pro actividad dentro
del equipo de trabajo, entre ellas:
* Involucrar a los
profesionales en las metas de la empresa
* Incentivarlos a
imponerse desafíos
* Ser receptivos a las
diferencias, viéndolas como una oportunidad para encontrar múltiples soluciones
y puntos de vista
* Abrir espacios a la
creatividad y a la comunicación asertiva
* Incentivar la toma de
decisiones, alejando el miedo a cometer errores
* Enfrentando los
problemas con optimismo, sin fatalismos
Este cambio de actitud
de los profesionales frente a la vida y a los problemas, entrega una ventaja
estratégica a la empresa al momento de enfrentarse al competitivo mercado
laboral, haciéndola más flexible frente a las crisis, más dinámica frente a las
exigencias de cambios, más innovadora para responder a las nuevas necesidades
del mercado y más grata en su clima laboral.
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