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miércoles, 22 de julio de 2020
CUESTIÓN DE ACTITUD - CONTEXTO PERSONAL
"POLITICOS" E INFELICES
El dinero, pienso, es un virus mortal de la moral. Destronó a los valores en el afán de poseerlo para ser "más" o "mejor" que otros sin importar el cómo se consiga o por encima de quien se pase aunque sea sobre sí mismos.
No entender el valor del dinero hace que las personas tengan un precio muy bajo porque el tener se hizo más importante que el ser.
Grandes sueldos implican pérdida de los principios para mantener "felices" a los dueños de las empresas, mismos a los que sus empleados les significa menos que otro objeto de producción.
Irse a la cama con los fantasmas de la corrupción y el dinero mal habido porque, si bien no es quien roba si es quien lo permite con su silencio cobarde y conveniente a sus intereses mundanos.
Bien dicen que no hay mejor almohada que una consciencia limpia... pero, ¿Tiene consciencia la humanidad?
DecepcionadO, con desesperanza, sin fe en los demás, con demasiada capacidad intelectual para venderme y solidez axiológica firme para rendirme.
Desde mi cama... viendo el mundo destrozarse.
miércoles, 8 de julio de 2020
Un abrazo virtual de saludo
Estos días de encierro se van a alargar a todo Julio y quizás algo de Agosto. Y podemos gastarlos entreteniéndonos, con la sensación derivada de pasarla bien, sin deprimirnos y, a la final, de estar botando tiempo, horas sobre horas, días sobre días, semanas, en el fondo con cierta culpa y desprecio por sí mismo en la medida en que nos limitemos a eso hacer, meramente flotar en la alta mar de la existencia a la espera de que el barco colectivo resurja y nos rescate de nosotros mismos.
La otra opción es invertir tiempo en hacer algo de ejercício y alimentarse bien, por supuesto, pero además creo importante dedicar varias horas al día a crear o estudiar un tema.
Qué buena oportunidad para elegir temas de auto conocimiento, historia, filo o sicologia, algún camino de arte o espiritual, u otro que esté tocando a tu curiosidad.
Cuando nos limitamos solo a pasarla bien emerge una sensación de auto desprecio, !buena noticia!, pues surge en virtud de que en el fondo sabemos de nuestra capacidad para dar más, y esa alabada comodidad es un refugio cobarde, una pequeña jaula con un enorme sofa y juguetes, muy tipo adolescente aburrido y con baja energía y estima.
En cambio, encontrar el correcto temple para exigirse en la justa medida de cara a estudiar o crear algo que sea de agrado, o al menos intentarlo de verdad, alimenta el alma y es un gran antídoto contra la sensación creciente de desprecio y depresión que puede ir emergiendo al cabo de las semanas si no se nutre el alma.
Así que retoma cierta curiosidad por aprender o crear y aprovecha las muchísimas horas libres a tener en frente para entrar en ese terreno de ti que enhorabuena puedes explorar.
Más que flotar impotentes hasta que nos rescaten de sí msmos, se trata de explorar espacios internos, históricos o creativos que provean cuido para el alma.
De José María Bernal.
martes, 7 de julio de 2020
LA ENVIDIA
No entiendo eso. Yo me alegro cuando a los demás les va bien pero no suele ser así para todo el mundo. En este tipo de redes sociales, en el que las personas muestran sus vidas, la gente no sabe qué escribir, qué mostrar, qué exponer o qué imagen vender para estar dentro del grupo élite a fin de no sentir esa emoción tan perversa que genera el ver a los otros felices.
¿Qué se sabe de la lucha interna que cada quien libra?, ¿Qué saben del dolor profundo que lleva a cuestas ese que se la pasa viajando?, ¿Qué de ese que comparte cuánta frase de liberación encuentra?, ¿Qué de quien sube extraños platos de comida para mostrar su “fino paladar”?, ¿Qué de quién escribe con soberbia haciendo alegoría a su soledad?, ¿Qué de quien se ufana de su egolatría disfrazada de falsa libertad?, ¿Qué de quien pareciese no necesitar de nadie y por eso disfruta de una o varias noches de “divertido consumo de alcohol”?, ¿Qué de aquél que muestra su bello cuerpo?, ¿Qué de quién exhibe su suerte laboral?... ¡¡¡Nada sabemos de la histeria acumulada del otro!!!: nada de las dagas que traspasan las paredes de su corazón, nada de su soledad acompañada de música y sin calor humano, nada de sus traumas infantiles en permanente lucha mental, nada de sus crisis de rabia y estallidos emocionales que llama “carácter”, nada de sus miedos y debilidades, nada de los fantasmas que le carcomen el alma y nada de sus verdades en el espejo que le borran la sonrisa y se la convierten en burda carcajada. Cada quien tiene un mundo dentro en el que intentan convivir con sus demonios: algunos lo logran y otros pierden la batalla.
Hemos de elevar una oración por cada otro y alegrarnos siempre de aquello que parezca hacerlos felices, a fin de cuentas sólo cada quien conoce el verdadero motivo de sus actos y la verdad escondida para no morir entre lágrimas cuando la oscuridad revela secretos y suelta temores.
A cada uno de ustedes le deseo liberarse de miedos, soltar a los niños que inocentes esperan salir de donde los han atrapado con las paredes de su soberbia, la felicidad honesta propia de quienes se muestran sin caretas y la tranquilidad espiritual de quien no se escuda en falsos escapes de infinito orgullo.
El cielo los bendice... si ustedes lo permiten. ¡¡¡LINDO DÍA MI AMADO MUNDO, SÉ TÚ, AUNQUE LA ESENCIA ASUSTE EN UN MUNDO DE DOBLE MORAL!!!
viernes, 3 de julio de 2020
Prepárate para la mayor campaña de manipulación de la historia
Ya ha comenzado. Y nosotros somos el objetivo.
El gaslighting es una forma de manipulación que nos hace dudar de nuestra propia cordura – poniendo en entredicho lo que hemos vivido y visto – para que aceptemos la realidad, la opinión y la perspectiva que quiere imponernos el manipulador.
No es un fenómeno nuevo. En “1984” George Orwell ya había hecho referencia a un Ministerio de la Verdad que se encargaba de reescribir la historia y falsear los hechos a conveniencia del sistema. Para lograrlo recurría a todos los métodos que estuvieran a su alcance, sobre todo a la propaganda y los medios de comunicación.
Pero como la realidad siempre supera la ficción, es probable que estemos a punto de sumergirnos en la mayor campaña de gaslighting de la historia.
A medida que avancemos en la desescalada y comencemos a abrir nuestras puertas, diferentes fuerzas intentarán convencernos de que debemos volver a la normalidad. Nos dirán que no hay motivos para temer – o al menos no tanto. El virus se volverá a minimizar e incluso habrá quienes lo negarán rotundamente.
Se gastarán millones en publicidad para que podamos volver a sentirnos cómodos – con esa comodidad que proviene de la ignorancia motivada. Veremos anuncios en todos los formatos y en todos los sitios con una sola promesa: recuperar la normalidad.
El sistema de consumo se siente en la “obligación” de acudir a “rescatarnos” para ayudarnos a borrar esa sensación de zozobra que se ha instaurado, para que nos volvamos a sentir inmortales, devolvernos a la vida que teníamos antes de la crisis, permitirnos recuperar las viejas rutinas y hacernos olvidar la tragedia. A cambio de esa promesa solo debemos entregar una cosa: la vida.
Es más fácil producir consumidores que someter a esclavos
“La industria de la publicidad es la que se dedica a la creación de consumidores. Este es un fenómeno que se desarrolló en los países más libres, en Gran Bretaña y los Estados Unidos. Y la razón está muy clara. Se volvió clara hace aproximadamente un siglo, cuando esta industria se dio cuenta de que no iba a ser fácil controlar a una población con el uso de la fuerza. Habían ganado demasiada libertad: sindicatos, parlamentos con partidos para los trabajadores en muchos países, el derecho al voto de la mujer… Por lo tanto, tenían que encontrar otros medios para controlar a la gente”, escribió Noam Chomsky. “Entendieron que era más sencillo crear consumidores que someter a esclavos”.
Durante las últimas décadas el negocio publicitario ha funcionado encontrando el “problema” del consumidor para brindarle una solución más o menos satisfactoria. Cuando el problema es práctico, compramos una estantería donde poner los libros o una aspiradora para limpiar la casa. Cuando el problema es emocional la “solución” es más compleja – aunque eso no ha impedido que Coca-Cola prometa hacernos felices y Apple hacernos sentir especiales.
El sistema de consumo nos conoce. Conoce nuestras necesidades emocionales y juega con ellas. Sabe que un consumidor consciente, ese que piensa y toma las riendas de su vida, no es un buen consumidor. Por eso necesita hacer todo lo posible y lo imposible para que olvidemos esa sensación de vulnerabilidad y el atisbo de mortalidad que ha generado esta crisis y que nos ha obligado a reflexionar sobre cosas más importantes que la marca de los zapatos que usamos o el modelo de smartphone que tenemos en el bolsillo.
En estas semanas hemos visto muchas cosas que hay que cambiar. Necesitamos reforzar el sistema de salud y a nuestros sanitarios. Necesitamos apoyar a las pequeñas empresas. También necesitamos defender a los colectivos vulnerables, como los ancianos. Y necesitamos a políticos y funcionarios responsables que sean capaces de hacer bien su trabajo – a secas y sin excusas.
Todo eso lo hemos visto. Y es inquietante.
Pero también hemos podido atisbar cómo sería el mundo cuando nos detenemos un poco y dejamos de correr en pos de mil obligaciones. Hemos vivido en una Gran Pausa que nos ha brindado una perspectiva nueva. Una vida en la que no necesitamos comprar para sentirnos bien. En la que no necesitamos gastar excesivamente para seguir alimentando un sistema defectuoso en sí mismo que no funciona para todos. Nos hemos dado cuenta de que las relaciones son más importante que las posesiones.
Todo eso también lo hemos visto. Y es inquietante para el sistema.
Una mentira repetida mil veces puede convertirse en verdad – a menos que estemos atentos
Todos tenemos ganas de normalidad. Por supuesto. Pero podemos decidir a qué normalidad regresaremos. Ahora tenemos la oportunidad de dar forma a nuestra “nueva normalidad”. La alternativa es dejar que la narrativa oficial conforme y limite esa normalidad.
El sistema de consumo hará todo lo posible por devolvernos a la vieja normalidad. Quiere que volvamos a comprar. Que dejemos de pensar. Que volvamos a correr para comprar cosas que no necesitamos. Que volvamos a encerrarnos en nuestra burbuja, con demasiada prisa como para preocuparnos por los demás. Que volvamos a cerrar los ojos ante el problema conscientes de apenas tenemos tiempo para cerrar los ojos para dormir.
El bombardeo para hacernos creer que nunca vivimos lo que vivimos será abrumador. La narrativa para dar forma a nuestra vida poscoronavirus ya ha comenzado para que volvamos a sentirnos normales. Ese bombardeo vendrá de las marcas, vendrá del gobierno e incluso es probable que venga de ambas direcciones. Vendrá de la izquierda y de la derecha. De arriba y de abajo. Las empresas y los gobiernos están a punto de unirse para dejarnos inconscientes de nuevo, enajenarnos y que volvamos a asumir el papel de meros consumidores.
Y para que nos sintamos seguros nos dirán que los hospitales no eran una zona de guerra, que era solo un eufemismo. Que el número de fallecidos no eran tan alto – e incluso es probable que descuenten unos cuantos. Que no vimos el fracaso del liderazgo y del sistema. Nos harán caer de lleno en la posverdad, ese “instrumento a través del cual se ‘crean verdades’ que no corresponden a los hechos, pero que terminan siendo validadas por las mayorías en función de su repetición incesante o de mecanismos similares”, al decir de Chomsky.
Algunos estarán dispuestos a creer en cualquier cosa con tal de volver a esa añorada normalidad. Podrán narcotizarse con las decenas de partidos de fútbol que vendrán, disfrutar del verano y luego volver a la oficina o la fábrica – si tienen suerte de que siga abierta – para olvidar lo antes posible todo lo ocurrido, con la excusa de que están demasiado ocupados como para cambiar algo. Y esos también te presionarán para que olvides lo que has vivido, se sumarán a esa campaña de gaslighting masiva para hacerte dudar.
Por tanto, quizá ha llegado el momento de respirar hondo y preguntarte qué quieres hacer realmente con tu vida. ¿A qué “Nueva Normalidad” quieres volver? Estamos delante de una oportunidad única para redefinir todo.
Fuente:
Gambuto, J. V. (2020) Prepare for the Ultimate Gaslighting. En: Medium.
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