Postulo que la autoestima es una interpretación que hacemos de nuestro valor como seres humanos. Como tal –interpretación- nos puede llevar a sentirnos felices o desgraciados y tratándose de lo que se trata, el poder de esa interpretación se agiganta porque podemos entrar radiantes en un círculo virtuoso o caer en un desgraciado círculo vicioso.
Fijate: Tengo una autoestima alta entonces, estoy contento conmigo y con lo que hago entonces, con cada acto sube mi autoestima.
Ahora veamos: Tengo una autoestima baja, no disfruto de nada de lo que hago porque no le doy valor, mi autoestima sigue bajando.
¡Hum! Esta segunda parte no me gusta nada. ¿Y a vos?
La autoestima alta genera confianza en uno mismo o… ¿la confianza en uno mismo genera autoestima alta? ¿Cómo es? Creo que en estos dos temas, podemos mirar de cualquiera de las dos formas con un resultado productivo.
La vida empieza a tomar un valor auténtico cuando empezamos a valorarnos. David Montalvo (Coach)
Te pido que prestes atención a esto
La autoestima es el motor más veloz que hace marchar lo que atraemos a nuestras vidas porque nuestros pensamientos están íntimamente ligados a ella.
La autoestima alta implica un respeto por nosotros mismos, el respeto por nosotros mismos nos da confianza, y la confianza nos hace interpretar que merecemos la amistad, el amor, la felicidad y los logros.
Si pensás que no valés… ¿Podrás atraer a tu vida algo que querés?
¿Qué te parece? Si no valés… ¿Podés creer que te lo merecés?
Si no te lo merecés, seguramente, no sabrías qué hacer con eso que querés… ¿Verdad? Entonces… ¿Para qué te lo tendrían que otorgar?
Si no te lo merecés… ¿Por qué tendrías que conseguirlo?
¿Te das cuenta cómo funciona la mente con una autoestima baja?
Por otra parte, si no te gusta cómo te sentís tratado, revisá cómo te tratás a vos mismo porque el maltrato exterior sigue al maltrato interior.
Los demás suelen apreciarte según la imagen que tenés de vos mismo.
Ya te compartí esta frase que sigue, en otro de mis posts pero quiero hacerlo de nuevo porque para mí, es un juicio maestro hablando de autoestima.
Soy suficientemente bajito y feo como para triunfar por mí mismo. Woody Allen.
Quiero llevar tu atención a enfocarse en dos aspectos importantes de la autoestima.
Uno es la confusión al interpretar la autoestima alta como egoísmo.
Egoísmo es centrarnos en nosotros mismos y estar cerrados a todo y a todos por temor a vernos obligados a dar.
Autoestima –como vengo diciendo- es respeto y amor por nosotros mismos.
Hago esta aclaración porque a menudo, cuando marco a alguien su falta de autoestima, me encuentro con la respuesta: “No quiero ser egoísta.”
Me gustaría –si querés, por supuesto- que anotaras esta frase y la tuvieras bien presente. Esta que estás viendo
Pensar en nosotros y en nuestras necesidades es una forma de respetarnos. Esto hace crecer nuestra autoestima y nuestra autoestima alta nos permite relacionarnos mejor.
“Nadie puede dar algo que no tiene.”
Si no cultivás el amor con vos, con tus deseos, con tus necesidades…no tenés amor y esto te impedirá dárselo a los demás.
Lamentablemente, nos damos cuenta de esto cuando a raíz de un alejamiento, una ruptura etc., nos sentimos solos. Estar todo el tiempo pendientes de los demás, nos oculta de nuestra propia percepción y hasta podemos perdernos…
Cuenta una vieja historia que había una vez un señor muy poco atento al que siempre se le perdía todo.
Un día alguien le dijo:
-Para que no se te pierdan las cosas, lo que tenés que hacer es anotar donde las dejás.
Esa noche, al momento de acostarse, agarró un papelito y pensó: “Para que no se me pierdan las cosas…”
Se sacó la camisa, la puso en el perchero y anotó “la camisa en el perchero…”; se sacó el pantalón, lo puso a los pies de la cama y anotó “el pantalón a los pies de la cama”; se sacó los zapatos y anotó: “los zapatos debajo de la cama” y se sacó las medias y anotó: “las medias dentro de los zapatos, debajo de la cama.”
A la mañana siguiente, cuando se levantó, buscó las medias donde había anotado que las había dejado y se las puso, lo mismo sucedió con la camisa y el pantalón… Y entonces se preguntó:
-¿Y yo dónde estoy?
Se buscó en la lista una y otra vez, y como no se vio anotado nunca más se encontró a sí mismo.
Y vos… ¿Sabés dónde estás o te perdiste porque te olvidaste de ponerte en tu lista?
Este es el primer aspecto a tener en cuenta.
El segundo es que… (Y en cierta medida, está relacionado al primero)
La autoestima baja no tiene que ver con ser humildes.
El orgullo es la recompensa emocional de un logro. No es un vicio o debilidad que debamos vencer sino un logro que debemos alcanzar
Podemos cultivar la humildad y tener una autoestima alta. Justamente, tener la interpretación de que nuestro valor como personas es alto, nos ayudará a ejercitar la humildad… ¿No es claro lo que digo?
Escuchá: ¿Cuántas veces escuchaste que las conductas exageradas, por ejemplo la de la soberbia que parece que se lleva todo por delante, corresponde al que quiere ocultar un gran complejo de inferioridad? Esto es así. Si cultivás una autoestima alta, si sabés de tu valor, no te sentirás inferior y por ende, no necesitarás ser soberbio y por supuesto, nada humilde.
¿Ahora sí quedó más claro?
Pero entonces… ¿Qué es lo que sostiene una autoestima baja?
La autoestima baja ancla en vos aterrorizada por el miedo.
¿A qué clase de miedo le darías poder si está en juego tu bien-estar?
Creo que te sorprenderé, amigo.
La baja autoestima proviene del miedo a:
a) Ser felices.
b) Tener éxito. (Recordá que cuando hablo de éxito estoy hablando de lograr un estado de plenitud haciendo lo que sea).
Como dijo el gran Eduardo Galeano:
“Se necesita coraje para ser feliz porque a ser desgraciados estamos acostumbrados.”
Me sorprendo todos los días al encontrar gente talentosa, ordenada, trabajadora, excelente que no se da valor ni lo da a su hacer.
De corazón, si estás en ese grupo, te pido que atiendas a esto: vos podés superar esos miedos.
Tenés derecho a ser feliz, te merecés los logros que conseguís.
Es verdad que el éxito, los logros, la felicidad pueden exigirnos mayor responsabilidad. La forma de superar esto es elegir pensar a cuántos podés ayudar con tu hacer, qué es lo que estás dejando en el mundo, cuál es tu contribución a la mejora de la sociedad…Y entonces, podrás hacerte cargo de tu talento, de tu capacidad, de tu excelencia. Asociá los resultados que obtenés a lo mejor, no a lo peor.
Recordá que todo es una interpretación y como tal, podés cambiarla de acuerdo a lo que te sirva más.
Hoy, quiero dejarte con la contribución más grande que existe, a mi juicio, que valora y apoya la autoestima y disparará tu reflexión, ya que su autor es un maestro, líder de todos los tiempos. ..Una parte de un discurso de Nelson Mandela.
Nuestro miedo más profundo no es creer que somos inadecuados. Nuestro miedo más profundo es saber que somos poderosos más allá de la mesura.
Es nuestra luz, no nuestra oscuridad, lo que más nos asusta. Nos preguntamos: “¿Quién soy yo para sentirme brillante, atractivo, talentoso, fabuloso?”
Pero en realidad, ¿quién eres tú para no serlo? Tú eres un niño de Dios. Tu juego a ser insignificante no sirve al mundo. No hay nada de iluminación en hacerte menos con el fin de que otras personas no se sientan inseguras a tu alrededor. Todos podemos brillar, tal como lo hacen los niños. Todos nacimos para manifestar la Gloria de Dios que se encuentra en nuestro interior. Esta gloria no está dentro de unos cuantos, está dentro de todos nosotros. Y cuando permitimos que nuestra propia luz brille, inconscientemente damos la oportunidad a otras personas de hacer lo mismo. Conforme nos vamos liberando de nuestros miedos, nuestra presencia libera a otros automáticamente.
Por el placer de compartir.